El Librepensador, 1.02.2012

Soy Josep Mª Fericgla, padre de Adriana Fericgla, Doctor en Antropología Cultural, Director del Centro de Desarrollo Humano Can Benet Vives, presidente de la Sociedad de Etnopsicología Aplicada, presidente de la Fundación Josep Mª Fericgla, escritor, docente e investigador.

COMUNICADO a todos los medios de comunicación que han victimizado y dado espacio a Isabel Silveira para que expresara su escandalosa y falsa versión de la situación de nuestra hija Adriana.

Isabel Silveira es una madre que creó un vínculo patológico (“un nivel de psicopatología paranoide, supervigilante” en términos del informe del psicólogo forense) y desarrolló unas funciones parentales que dejaron a nuestra hija Adriana en una situación de grave riesgo, con un grave desarrollo cognitivo deficitario, una personalidad infantilizada inhibida, insegura, ansiosa e inestable.

Es una madre que absolutamente no ve a su hija y vive patológicamente obsesionada por la exclusiva posesión de su hija, privándole de los más fundamentales derechos inherentes a la condición humana: el derecho a tener un espacio vital propio, derecho a relacionarse con sus iguales, derecho a configurar su propio pensamiento y personalidad, y derecho a realcionarse con su padre.

A todos Ustedes me dirijo para expresar de forma contundente la realidad actual y, además, para explicar claramente cómo el Juez del Juzgado nº 2 de Balmaseda, un juez de máxima integridad, llegó con la expresa petición del Ministerio Fiscal a darme la guardia y custodia de nuestra hija, en aras de proteger a una menor y salvaguardar y proteger a Adriana.

Fue esto lo que configuró la decisión del juzgado de que mi hija viniera a vivir conmigo: nada que ver con la versión materna de que el único problema es que quería educar a “su hija” de forma alternativa y libre.

Por otro lado, el repetitivo mensaje de la madre acusándome en público de drogas, secta, hacer dormir a Adriana con otro adultos y demás actos, es tan tópico que raya el delirio, como en efecto es.

En estos momentos se desconoce el paradero de Adriana, y se está haciendo evidente que la madre, tras organizar el circo mediático en que han participado algunos medios, ha desaparecido con nuestra hija.

Hace días que nadie sabe nada de ellas. El Juzgado nº 2 de Balmaseda ha dado orden de búsqueda de Adriana y su madre, Doña Isabel Silveira a todos los Cuerpos de Seguridad, Ertzaintza, Policía Nacional y Guardia Civil. Se había ordenado, mediante Providencia Judicial, a Isabel Silveira la entrega de Adriana a su padre el día 31 de enero de 2012, a las 10 horas, en el Punto de Encuentro Familiar ofrecido por el Estado, pero la sra. Silveira reiteradamente ha desobedecido las órdenes judiciales de entrega.

El Juez del Juzgado nº 2 de Balmaseda dictó la sentencia de que nuestra hija Adriana viniera a vivir conmigo y mi compañera para asegurar el desarrollo “que todo niño de su edad se merece” y garantizar el libre desarrollo que Adriana, por su condición de niña y ser humano se merece, por derecho público, civil, constitucional y natural.

Las razones que llevaron a este juzgado a dictar la resolución fueron las circunstancias y factores de riesgo psicosocial en las que se encontraba Adriana en el entorno materno, concretadas en diversos aspectos que quedaron ampliamente clarificados y evidenciados en el procedimiento judicial, tanto por el equipo psicosocial del Departamento de Justicia del Gobierno vasco, como por el Dr. en psicología y miembro del equipo psicosocial del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Dr. Juárez.

Pacientemente esperé siete años intentando que la educación y la vida de mi hija fueran de otra manera. Durante estos años, he vistado a mi hija y ha estado conmigo más de setenta veces (10 veces/año), costeando yo todos los viajes suyos y míos. Todos mis esfuerzos y mi paciencia fueron en vano ante el patente trastorno psíquico y la mala intención de la madre. Finalmente, tuve de presentar demanda en solicitud de guarda y custodia a mi favor para asegurar la estabilidad emocional de Adriana y su desarrollo integral, además de garantizar la relación de Adriana con ambos progenitores, ya que la madre, a pesar de mi esfuerzo permanente, ha impedido tanto como ha podido la relación entre Adriana y yo (escuchando nuestras llamadas telefónicas, cortando la llamada cuando la conversación no le gustaba, impidiendo que Adriana fuera conmigo de vacaciones, hablándole repetidamente mal del padre y un largo etc.).

En el momento de la celebración del juicio, el pasado otoño, Adriana seguía desescolarizada, con un grave retraso en su desarrollo emocional y cognitivo, no tenía espacio vital propio, se veía obligada a dormir con su madre, quien le dio pecho hasta los cinco años (aún hoy es el día que en situaciones de stress mi hija busca compulsivamente el pecho de mi compañera). A los casi 7 años, Adriana no sabía leer ni escribir, vivía encerrada en casa con su madre o con los abuelos en exclusiva, tenía dificultad para relacionarse con sus iguales y sufría carencias de socialización. En definitiva, tenía un vínculo patológico y exclusivista hacia su madre con graves consecuencias en el presente y futuro inmediato.